Escrito por Dra. Estefanía Salomón Sampieri
Educadora en diabetes.

La adolescencia es una etapa por la que todos los adultos hemos pasado y sin duda la más difícil de entender.
De entrada, sus múltiples clasificaciones definidas por: la temporalidad, condiciones socioeconómicas, entorno familiar, inteligencia, resiliencia, disciplina, salud física y la red de apoyo con que contamos, por mencionar algunos factores.

Dichos factores externos enmarcan un proceso biológico natural orquestado por diversas hormonas que interactúan entre sí. Esto completará la maduración física y el crecimiento para preparar al organismo para ser autosuficiente y capaz, incluso de reproducirse.
La adolescencia pues, representa el momento más importante para optimizar todos esos recursos externos para avanzar y emprender el camino hacia la adultez con la mayor fortaleza.

Vivir esta etapa con diabetes tipo 1 (dm1), puede evidenciar otros problemas existentes en el medio, por lo que se deberán trabajar con más empeño para asegurar una adultez exitosa.

Así como en la adolescencia los rasgos de la personalidad se hacen más evidentes y difíciles, los niveles de glucosa se muestran con una gran variabilidad; estos cambios son esperados y complejos, pero no por ello imposibles de manejar.

Tener en mente que esto sucederá, es un primer paso para lidiar con la frustración que puede ocurrir al encontrar niveles de glucosa tan variables y que, con la llegada de la adultez biológica, los cambios hormonales se estabilizarán.

Estar preparados para esta etapa es importante, debemos conocer las necesidades del líder del equipo (que en este caso necesariamente es la persona que está pasando por esta transición) y aprender a mantener una distancia correcta (evitando los extremos entre la sobreprotección y la indiferencia); esto le permitirá desarrollar sus propios valores, de acuerdo a la experiencia.

Es indispensable empoderar al protagonista de la historia para que asuma el liderazgo de su dm1, mediante educación intensiva y apoyándolo cuando la situación no sea tan favorable; reflexionar juntos para buscar una solución, puede prevenir futuras complicaciones.

La hiperglucemia (aumento anormal de la cantidad de azúcar en la sangre) es la manifestación más frecuente de la dm1. Durante esta etapa se incrementa el requerimiento de insulina, misma que a su vez predispone a hipoglucemia; es importante resaltar que este círculo complejo amerita un constante monitoreo y ajuste de dosis de insulina e hidratos de carbono, lo que permitirá llevar un tratamiento óptimo.

Mientras estos ajustes se realicen de forma impersonal no tendrá resultados del todo positivos, pues el análisis con el equipo de salud y progresivo entendimiento del líder y su red de apoyo (sobre su manejo y características individuales de las que solo él tiene conciencia), debe ser el enfoque más importante; esto le permitirá ser una adulto autónomo, capaz de manejar e incluso llevar más allá las estrategias para vivir exitosamente con una condición que será parte de su vida.